La Navidad es grandiosa, mágica, al ofrecer la oportunidad de reconocer el inmenso valor de cada persona humana, porque se celebra el nacimiento —nativitas—del Redentor de todos y de cada uno de los seres humanos.
Por Luis Eguiguren. 26 diciembre, 2022. Publicado en El Tiempo, el 26 de diciembre de 2022.En los momentos actuales se suele hacer referencia a la magia de la Navidad. Según el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, uno de los dos sentidos de magia, es “encanto, hechizo o atractivo de alguien o algo”. El ambiente maravilloso que acompaña esta fiesta, que invita el despertar de los mejores sentimientos, de las mejores disposiciones personales, justifica hablar de magia en ella.
Etimológicamente, la palabra magia se relaciona con el adjetivo latino magnum (grande, grandioso). Magia es la cualidad del mago que hace portentos que admiran y entusiasman.
La Navidad es grandiosa, mágica, al ofrecer la oportunidad de reconocer el inmenso valor de cada persona humana, porque se celebra el nacimiento —nativitas—del Redentor de todos y de cada uno de los seres humanos.
El encanto de la Navidad también está en que propicia reconocer y vivir la inmensa dignidad de la familia. Esta fiesta se celebra en familia, en el ambiente en que cada persona tiene la aceptación, la valoración mayor e incondicionada.
La enseñanza de Belén es que puede faltar casi todo al Niño, a su madre y padre; pero, no les falta el auténtico cariño humano, potenciado infinitamente por la caridad: el amor divino, que es amor extremadamente desinteresado.
Según el cristianismo, este amor es el que da más dicha a quien lo cultiva, arriesgándose a hacerlo, por el olvido de sí mismo que entraña. Es el amor que Jesús expresa a todos y cada uno de los seres humanos al asumir la fragilidad propia de un niño recién nacido.
La Navidad es mágica porque reaviva la esperanza de salvación que en el fondo cada uno puede abrigar. La Navidad es la fiesta del nacimiento del Salvador que llega a este mundo en medio de la oscuridad: los matices oscuros de la escena de esta vida que se iluminan, cobran sentido, acompañando al Mesías en los padecimientos de su vida terrenal.
Todos los sucesos descritos en el segundo capítulo del evangelio de San Lucas son fuente de inspiración para vivir más humanamente, apreciando al Niño Dios: Dios, Todopoderoso y Eterno que ha querido hacerse niño, mostrando la grandeza, la dignidad de cada ser humano, de cada persona en concreto, cuya naturaleza Él ha querido asumir.
Efectivamente, se puede dar ese sentido de magia a la Navidad, llena de atractivo por tantas razones, valgan como ejemplo los motivos antes aludidos. Enorme atractivo y encanto, sobre todo si se llega a comprender que, la actitud más fructífera ante ella es la de la infancia espiritual, tan diversa de una cándida puerilidad.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.